En el último mes me he encontrado en una situación algo estresante y sobre todo abrumadora. Se presentaron ante mi dos oportunidades diferentes y tenía que hacer una decisión.
Decidí… y me equivoqué.
Desde febrero de este año he estado realizando mis practicas profesionales en la Planta K, siempre supe que si me esforzaba lo suficiente y tenía un buen desempeño era muy probable que me ofrecieran un puesto laboral y en base a ese pensamiento fue construyendo una mentalidad y una visión de mi futuro a mediano plazo. Nunca ha pasado por mi mente conformarme con una licenciatura, pero desde el momento que empecé con mis prácticas me di cuenta cuan abismal es la diferencia entre lo que aprendes en la escuela y el trabajo, sobre todo en una planta de producción. Así que decidí que necesitaba experiencia, antes de seguir con mis estudios, he visto como es tener una maestría sin experiencia laboral. No quiero eso. 1 año, dos máximo y me iría, si me ofrecían un puesto lo tomaría -no es tan fácil encontrar trabajo recién egresado-, estaban todas las ventajas, un buen plan siempre y cuando mis compromisos personales no me atraparan. Después de casi 4 meses el momento llegó y me hablaron sobre la posibilidad de una nueva vacante recién abierta, dije que si.
Una semana después, se presentó la alternativa.
La encargada de posgrados en el Instituto T consiguió mi número telefónico y me contactó para hacerme una oferta sobre un verano de investigación en Inglaterra, una beca casi segura siempre y cuando cumpliera los requisitos e hiciera los trámites: un mes en Inglaterra. Mi perspectiva cambió y mi antigua resolución flaqueó, empecé a pensar en las posibilidades, lo que desencadenaría aceptar semejante oportunidad, un verano de investigación en Inglaterra significaría la posibilidad de una maestría en el extranjero, en Europa. Abandonar mi país, un gran paso para mi futuro. Significaría el primer engranaje de un mecanismo que sabía no iba a detener, volar. La idea me sedujo.
En definitiva era una gran apuesta, de cambiar la casi seguridad de un puesto laboral, por la incertidumbre de una postulación para una beca en el extranjero, pero tenía posibilidades, no podía tomar la decisión yo solo, aun cuando al final solo yo sería quien la tomara. Lo consulté con algunos amigos, con mis familiares e incluso con algunos colegas en la planta. Mi voz interna se unió a la de ellos: aprovecha la oportunidad, vete. En el fondo sabía que había decidido desde el momento que me lo propusieron, pero tenía que convencerme de ello.
Lo decidí y se lo dije a mi jefe. El me apoyó y estuvo de acuerdo con mi decisión, se lo haría saber a sus superiores. Yo me di a la tarea de realizar los trámites lo más pronto posible.
Todo habría sido perfecto, si solo el mundo funcionara a nuestro favor siempre. Pero el Universo es caprichoso.
Pasaron los días y la universidad no expidió la convocatoria. El verano se supone iniciará el primer día de julio, los tiempos son muy cortos para semejante oferta. Lo más probable es que no se expida.
Con una creciente preocupación por ello le comenté a la Master que me había hecho la invitación, me dijo que no había mucho que pudiera hacer, pues la Universidad tenía diciendo que publicarían la convocatoria pero no lo hacían. El por qué estaba fuera de su alcance. Entonces me di cuenta.
Me había equivocado.
Ante semejante panorama volví mi voz hacía mi jefe y lo puse al tanto, le dije que después de todo, si me interesaba el puesto. Me miró con pesar y dijo que lo comentaría con sus superiores pero que no era su decisión. La respuesta vino al día siguiente: El Superior no estaba seguro de querer ofrecerle el puesto a alguien que pudiera dejarlo en cualquier momento.
“Habla tú con él”. Fuck.
No iba a ser cómodo, no iba a ser fácil, pero tenía que hacerlo y lo hice. El Superior es una persona firme y con convicción, de voluntad fuerte e imponente cuando tiene que serlo. Su respuesta fue implacable y un limpio golpe a mi confidencia: Las oportunidades hay que tomarlas cuando se presentan, porque quizás no se vuelvan a dar nunca. Ya hay un compromiso con otra persona. Hay que esperar, quizás esa persona no se quede, entonces te consideraré.
No era personal, él no tenía forma de saber que de hecho tomé la oportunidad, solo que no la correcta. Su respuesta era justa y me la esperaba, pero solo la experiencia te prepara para recibir esas frías palabras. Experiencia que no tenía.
Me gusta creer que soy una persona que piensa en muchas posibilidades diferentes ante una decisión, porque lo hago. Esta vez simplemente no tenía la experiencia necesaria para ver aspectos que pasé por alto y que llevaron a mi error. No consideré la magnitud del puesto que me ofrecían, si bien ambas propuestas no estaban en papel, la laboral estaba más próxima y era más directa. Me equivoqué y me dolió.
Siempre es difícil equivocarse y aceptarlo, pero lo es más cuando son semejantes decisiones en la vida. Afortunadamente para mi, soy un optimista y mejor aun, no soy lo que solía ser.
Lo mejor de equivocarse es aprender, lo mejor de no ser quien era antes, es que ahora aprendo más rápido. Soy joven, soy talentoso, soy bueno en lo que hago, tengo sueños y la voluntad para cumplirlos. La vida no se acaba por haber perdido dos oportunidades, existen muchas más.
Lo bueno de eliminar posibilidades es que tienes más espacio para ver más allá, nuevas posibilidades se vienen a mi mente y lo bueno de no tener compromisos es que solo te preocupas por ti mismo, si yo puedo vivir con ello, nada más importa. A pesar de mi revés y tropiezo, me di cuenta de muchas cosas. Esta vez por ejemplo, caí por haber corrido y no por no poder mantener el equilibrio estando de pie. Tomé una decisión y no salió como esperaba, pero me arriesgué, me arriesgué a cambiar mi “futuro seguro” por una aventura y eso es algo que he ganado y me voy a encargar de nunca perder, porque en ocasiones nos acostumbramos tanto a una cosa, que olvidamos lo que originalmente queríamos.
Abandonar tus sueños en sencillamente cómodo. E igual de destructivo.
Estoy de pie y listo para volver a intentarlo, porque ahora se que aunque la vida de adulto sea difícil, no estoy destinado al fracaso.Mi vida está en crisis, pero eso solo significa que lo mejor de mi está por emerger. No voy a abandonar mis sueños, las posibilidades son infinitas.
Todo guarda una lección.