Empecé escribir en el mes de Marzo, posiblemente antes, pero no es relevante mencionar lo que haya o no escrito con anterioridad pues no forma parte del relato, en fin. A manera de disculpa creo que es importante mencionar que esta es una transcripción exacta de una especie de proceso de autoanálisis que empecé al cuestionarme a mí mismo, porque me gusta hacerlo así, me parece divertido y más fácil. La primera parte es una especie de mapa mental que no incluiré, pero lo importante empezó así:
-Fragmento de mi primer texto el 18 de Marzo de 2015-
“¿Qué soy yo?
Era tú y tú eras yo, éramos uno. ¿Qué soy ahora?
Excluido.
¿Ya no soy tú? ¿Tú no eres yo?
Tú eres tú y yo soy yo. ¿Siempre fuiste tan fuerte?
¿No quiero estar solo? ¿Por qué? Estar solo no es tan malo, puedes pensar.
Pienso demasiado. Siempre lo he hecho.
¿Qué cambió? Yo no soy tú. Yo soy yo y yo no era yo.
Nunca me miré, no realmente. Yo soy yo, pero yo no soy uno.
Yo exterior, yo engaño, yo aparente, yo verdadero.
¿Qué es verdad? ¿Y quién soy yo?
Yo soy Leo y tengo 21 años. ¿Es natural? Ya estás grande no debes de pensar este tipo de cosas. Ridículo.
Pero jamás pude. Soy hombre. No debes llorar. Debes ser fuerte, el hombre de la casa. Reprime tus sentimientos. Eres fuerte. Tienes que serlo. Selo.
Ella llora, ellos sufre. ¿Por qué yo no?
Eres fuerte. Serás grande. ¿Lo seré?
Siento que la vida no me trata bien. La vida te trata bien. Agradece. Agradezco. Pero ellos… Pero tú. Haz lo tuyo y no mires. ¿Por qué? Los mediocres copian.
¿Soy mediocre? Si lo soy, me falta disciplina.
Recuerda al mediocre que te dijo que no lo fueras, tuviste disciplina. Voy a correr. Eso es disciplina. Pero falta. Falta menos. Pero no puedo, estoy cansado. ¿Por qué? ¿De qué?
De la vida, es difícil. Para todos, no eres único. Pero lo soy. Lo eres, brilla. Pero estoy manchado. Roto. ¿Lo estás? ¿Qué te rompió?
La vida. No has vivido. Si. Te falta mucho. Me falta mucho, pero he sufrido. Estás aquí, sigues aquí. Apenas. Mentira.
Me duele mi padre. Te dolió hace mucho, no desvíes, lo superaste.
¿Cómo?
Lo acepté, aun lo veo, le importo. ¿Ah sí? Eso dice. Eso le crees. Eso me demuestra. Casi nada. Lo entiendo, es como yo. Eres como él. NO.
Yo soy yo. ¿Qué eres tú? Una persona rota. No eres la única. Pero yo importo. ¿A quién? A los que me quieren, a los que ayudé. ¿A quién ayudaste? A ella, a ellos. ¿De qué sirvió? Son mejores. ¿Eres tú mejor? Mejor que nadie. ¿Y dónde están ahora? Lejos. Estás solo, nadie te va a ayudar. Yo los ayudé ¿por qué no me ayudan? No te quieren. Si me quieren. ¿Dónde están? Ocupados, no tienen tiempo. Tú tuviste. Eran otros tiempos. Lo eran, pero lo mereces. ¿Lo merezco? Lo tendría. ¿A qué te refieres? Nunca necesité que alguien me pidiera algo por ellos, eran buenas personas que necesitaban a alguien, genuinamente quería ayudarlas. No es cierto. Si. No. ¿Por qué no? Te gustaba, viste una oportunidad. Te equivocas. Soy tú. Eres yo y yo soy yo, y yo me equivoco. ¿Entonces? Me acerqué, la ayudé, vi su alma y era hermosa, entonces me gustó.
¿Qué te gustó?
Su ser
¿Por qué?
Porque era hermoso, pero no podía brillar.
Si brillaba, te deslumbró. Cierto, pero no sabía. Tu le dijiste. Tenía que hacerlo. Tenía potencial de ser un sol. Y ahora lo es. Y ahora lo es. Y ya no está contigo. Lo prometí. ¿Qué cosa? No dejarla ir hasta que brillara por su propia luz.”