Me considero una persona afortunada por haber nacido en un lugar de este universo donde la naturaleza dio lugar a un ser maravilloso: la mujer.
Durante toda mi vida, me ha parecido fascinante el papel que toman las mujeres en este mundo y jamás ha dejado de maravillarme lo sorprendente que pueden ser, son diversas en todas formas, tonalidades y personalidades, pero ninguna menos que otra. Siempre he disfrutado de el placer de poder apreciar la belleza de una mujer hermosa, así como la presencia de una mujer simpática o una conversación con una mujer inteligente, todas tienen sus talentos y si se les da la oportunidad son capaces de asombrarnos de maneras en las que no lo esperamos. Es quizás esta admiración por el género femenino el que me ha llevado a siempre expresarme de una manera un tanto “exagerada” cuando conozco a alguna mujer a la que considero especialmente atractiva o notoriamente hermosa, no hablo simplemente de el exterior, sino de los aspectos que la caracterizan, la belleza se torna efímera cuando se le agrega la ignorancia y un hábito por hablar demasiado, por ejemplo. En fin, cada hombre o mujer tiene sus gustos y es libre de considerar lo que a cada uno desee para considerar a una mujer atractiva, esa es una preferencia personal.
En cuanto a mi, el conocer a una mujer atractiva me llena de alegría, soy una persona idealista que cree que es necesario imaginar algo para poder materializarlo, tal vez sea eso lo que me lleve a exaltar en gran medida las cualidades de una mujer que me gusta, cuando escribo sobre ella. Particularmente no me parece nada fuera de lo normal, pero sería tonto de mi pensar que esta vida se guía basado en mi propio pensamiento, es por eso que cuando describo a una mujer que recién conozco, mis oyentes o en este caso lectores, llegan a pensar que mis sentimientos por esa persona tienen otra intención. No es así.
Me gusta describir a las mujeres, me gusta conocerlas e idealizar sobre lo que pueden o no pueden ser, me gusta elevarlas en un pedestal, simplemente por el hecho de haber sido amables conmigo o por ser buenas personas. El hecho de en ocasiones describirlas con tanto fervor, dista de significar que me he enamorado de alguna, tal vez alguna vez así lo sea, pero la mayoría de veces no lo es, simplemente es mi manera de apreciarlas.
Que no sea de extrañar que utilice mis palabras para resaltar la grandeza de la mujer, porque son seres maravillosos que nos llenan de luz todos los días, si al conocer a una mi espíritu se enciende ¿quién soy yo para frenar las palabras que mi mente anhela expresar?