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Asedio | Aislamiento

Últimamente todo sale mal.

Durante mi adolescencia, una de mis mejores amigas sufría de depresión, por mucho tiempo intenté ayudarla y por mucho tiempo fracasé, por más empatía que tuviera hacia su situación, simplemente no lograba comprender del todo la extensión de su padecer, eventualmente su condición me sobrepasó y fui incapaz de estar a su alrededor, la abandoné. La abandoné porque de no hacerlo me habría sofocado, nunca he intentado justificarme por ello, pero es importante mencionarlo porque creo que al fin he logrado sentir una fracción de lo que ella sentía. Ya hace un mes que las cosas no van bien.

Mi fortaleza emocional, de la que tanto he estado orgulloso siempre ha sufrido golpe tras golpe, tras golpe y esta vez en verdad me ha afectado. He tratado de rastrear el inicio de la serie de acontecimientos que me ha llevado a mi condición actual y solo puedo pensar en un suceso en específico: el día que rechacé la propuesta de trabajo por el fantasma de una beca que nunca se materializó. Quisiera poder decir que la raíz de mis problemas es mi inestabilidad económica, pero es algo más, ya me he encontrado en esa situación y nunca antes me había afectado, después de todo, mi familia jamás ha sido de dinero y nos lo arreglamos con lo que tenemos. Aun así, no deja de ser un factor.

Una propuesta rechazada. Una beca perdida. Una deuda pendiente. Una vacante perdida. Una relación dañada. Otra abortada. Ese ambiente de toxicidad que se esparce por la casa, pero sobretodo… mi pérdida de optimismo.

Y estas incontenibles ganas de estallar en llanto.

¿Alguna vez se han sentido desnutridos? ¿Sin fuerza? ¿Débiles?

Exactamente así se siente mi espíritu. Sin ganas de luchar.

Tengo 22 años y ayer por primera vez en mucho tiempo sentí la necesidad de abrazar a mi león de peluche al intentar dormir. Es injusto el pensar como la vida puede sonreirle a unos cuantos al mismo tiempo que el universo permite que otros tantos se sientan de esta forma. Pero la vida no es justa y mi raciocinio no se ha nublado.

Porque a pesar de lo que estoy pasando -les parezca mucho o poco-, estoy agradecido, agradecido por las cosas que tengo en mi vida, las cosas que importan como mi familia, mi salud, mi vida. Porque mientras viva, hay posibilidad de triunfar.

De ganarle a lo que sea que está consumiéndome.

Las personas hablan mucho de crecer, pero nadie te dice que a pesar de lo mucho que crezcas, un día te levantas y simplemente no quieres hacerlo, un día te levantas y estás triste, tal vez tengas la fortuna de saber por qué, pero ¿y si no?

Nadie te dice que eres humano y tienes derecho a sentir eso, pero igual pasa.

Un día te levantas y tus emociones se han vuelto contra ti, tus sentimientos te traicionan y tu fuerza de voluntad se rinde sin dar batalla, un día te levantas y si tienes suerte te ves encerrado en el último bastión de tu defensa mental: la razón.

Asediado por la vida misma, te envuelves en la fortaleza que es tu razón, esperando a poder ganar esta batalla de aislamiento a la que te ha sometido lo emocional te repites una y otra vez: lo voy a lograr, lo voy a lograr.

Con la esperanza de que de la misma manera, un día te levantes montado en un corcel de guerra que te permita romper ese asedio y mientras tanto esperas, aguantas.

Porque no importa cuan feliz sean los demás, todos en algún momento tenemos que aguantar, pero mientras haya vida, habrá posibilidades.

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No sé si estoy deprimido, solo se que me está costando vivir mi vida, me siento más débil de lo que me he sentido en mucho tiempo, pero estoy lejos de darme por vencido. Lo curioso es que aun sabiendo todo esto, no lo hace más fácil o rápido.

Hay tantas cosas que desconozco.

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