Era miércoles por la noche y a la mañana siguiente partiría de viaje con mis amigos, al bello puerto M. Era todo lo que importaba.
El motivo de nuestro viaje se tornó irrelevante, estábamos ahí, mis amigos, yo y una gran parte de T. Playa, alcohol, chicas y fiesta. Solo teníamos un objetivo, ser jóvenes y disfrutar.
Los acontecimientos individuales se tornan aburridos cuando se relata la trascendencia del conjunto, sin embargo son estas piezas las que conforman la obra que significa algo.
Por la tarde Hermes y yo decidimos ir a correr por la playa, algo inusual ya que todos pensaban en alcohol, ruido y diversión. De cierta manera era algo que necesitábamos hacer, siento que cada lugar al que voy necesita ser peregrinado por mi espíritu de alguna forma. Correr a lo largo de la playa, llenarme del sonido del mar, de la energía del sol y de la sensación de su brisa fue todo lo que necesitaba para tener energías suficientes para lo que se acercaba.
Alcohol, velocidad, club nocturno, lugares desconocidos y experiencias nunca antes vividas, curiosidades satisfechas y diversión colectiva. Después de una noche de inhibición terminamos en la playa, algunas chicas y más chicos. Una chica en especial, bonita, curiosa, sonriente. Un alma más en el camino, una conexión más. El sonido del mar.
La marea cambiante. Una abertura y una oportunidad aprovechada, de pronto Elena estaba más cerca de mi, aun estando tan lejos, sus secretos complacían mi alma, la confidencia revolucionaba mi ser y mi corazón sonreía, estábamos más unidos. No quería pensar, solo dejé fluir todo.
Día, tarde, playa, sol y arena. Diversión. Más alcohol, no excesos. Una pequeña maravilla en la playa, belleza inusual, paisaje irrepetible.
Noche, más alcohol, música, antro y diversión, la chica de las estrellas seguía sonriendo, intocable, prohibida. Que bonito conocerte, que bonito besarte. Aventuras de jóvenes, locuras y cosas que no se repetirán, playa, más alcohol, más del límite, ya no importa. Un cigarro de marihuana entre mis labios y el mundo despertando, desconocidos cayendo y soy invencible, infinito.
Malacopas y circunstancias divertidas, cosas que jamás volverán a pasar. Momentos que no se repetirán. Que felicidad estar ahí para vivirlos. Sin futuro, sin pasado, solo el presente.
Es hora de volver y jamás olvidaré a la chica de las estrellas, a la chica del libro, lo divertido de cambiarse sin saber a donde iremos ni donde acabaremos, ni mucho menos a Elena, compartiéndome su vida. Los lazos y las conexiones momentáneas, convertidas en momentos únicos e irrepetibles.