Han sido tantas las cosas que han cambiado en tan poco tiempo que apenas puedo procesar todo lo que pasa a mi alrededor, sin embargo tengo una idea de por qué aun no he sucumbido ante la presión aplastante de tantas cosas nuevas… me he vuelto fuerte.
Durante los últimos meses han pasado muchas cosas en mi vida, mi situación ha sufrido una serie de reajustes que me han dejado con poco tiempo para detenerme y haciendo uso de mi facultad para asignar prioridades he ido dejando de lado este espacio, pero me prometí que jamás lo abandonaría y no pienso hacerlo, así que aquí estoy una vez más, pintando este lienzo en blanco para plasmar mis vivencias.
Podría iniciar a contar las cosas punto por punto e ir avanzando, pero no es así como se desarrollan así que planeo mantenerme fiel a mi estilo de vida y mi nueva mentalidad, sin embargo por algún lugar se tiene que empezar, en este caso continuar… seguiré donde lo dejé: Idris.
Mi relación con mi novia tiene ya al rededor de mes y medio y las cosas han funcionado de manera… diferente a como habían sido mis noviazgos, lo cual no me molesta, me emociona y me atemoriza un poco, pero tomo eso como algo bueno y es que las cosas con Idris son nuevas, son cosas que jamás había hecho y que me he encontrado gustoso por experimentar y complacido por vivir, si bien Idris y yo nos queremos mucho, no puedo decir que le ame y creo que ella tampoco, nuestra relación avanza de una manera casi con vida y bajo su propia linea del tiempo… con calma. He ahí donde noté la primera diferencia en mi mismo. Aun cuando nos estamos tomando las cosas con calma, nuestra relación no se siente estancada, todo lo contrario, se nutre y evoluciona de una forma que no había notado hasta hace poco, me mueve a hacer cosas que antes no pensé que haría, a ser mejor y a disfrutar. Ya no estoy lo suficientemente lleno de hormonas como para cegarme ante cosas que a veces no me parecen de Idris, detalles, pero tampoco soy tan tonto como para opacar sus magníficas virtudes con pequeñeces, con todo estoy muy feliz de que ella sea mi novia y ella está feliz conmigo.
Y con esto… la vida de adulto.
La semana pasada fue mi ceremonia de graduación, con 23 años me he convertido en Ingeniero, un logro más en mi vida, uno muy importante. Al principio intenté restarle importancia, pero al estar ya vestido con mi toga y birrete junto a mis compañeros de 5 años, pensar en todo lo que me costó llegar ahí y todas las personas que intervinieron para poder alcanzar mi meta, se sintió muy bien, se sintió grande y se sintió magnífico cuando pase ante todo el teatro a recoger mis papeles.
Al mismo tiempo que pasaba por esa transición, otra más tomaba lugar… mi primer empleo.
Por supuesto que he tenido muchos empleos en mi vida, diversos trabajos y actividades que me han proporcionado cierto alivio económico, pero este sería el primero después de acabar mis estudios, el primero en el cual ejercería todo por lo que he estudiado y lo que me apasiona. Mi primer empleo como Ingeniero. Las cosas no fueron tan sencillas como parecen, tuvo que pasar más de un mes para poder obtenerlo, pero lo logré. Todo comenzó en agosto cuando hice el primer examen para unas vacantes en una empresa de la región; anteriormente había decidido que antes de seguir en mi camino por el Master, necesitaba experiencia laboral y sobre todo, dinero. Mi familia se encontraba en una situación económica muy dura y me sentía con la responsabilidad de aportar algo, empezaba a desesperarme por encontrar empleo, más aun cuando muchos de los practicantes con los que me tocó compartir residencias hace seis meses, ya tenían empleo. Sabía que el puesto era bien pagado y era un buen trabajo, no podía desistir tan fácilmente así que seguí luchando y utilicé los medios que tenía a la mano para poder obtenerlo, logré que me recomendaran para el puesto y después de un mes, dos exámenes y una entrevista… llamaron, tendría que presentarme a una entrevista con el gerente del área donde solicitaba. Eso era, lo sabía, la entrevista final, si podía superar ese último obstáculo el puesto sería mío. Así que me infundí en confidencia y me concentré en trabajar en mi.
El día de la entrevista llegó y yo estaba preparado, el gerente parecía una buena persona y dos preguntas después la conversación era mía, logré tomar el control de la entrevista y todo fue mucho más fácil, conquisté mis miedos, resalté mis virtudes, destruí mi nerviosismo e brillé como nunca. Ese día abandoné el corporativo con una solicitud firmada donde me aceptaban para el puesto, ¡No cabía de felicidad!
Estas tres cosas forman un torbellino de cambios que han revolucionado mi vida, me encuentro cada vez más dentro de un mundo desconocido, dentro de un mundo que hasta hace poco solo había visto desde el exterior, dentro de un mundo con un sin fin de preocupaciones, beneficios, responsabilidades y sensaciones que no puedo dominar. La diferencia es que esta vez, estoy preparado, no me asusta.
Puedo sentir como la corriente es fuerte y cambia rápidamente, llevándome a lugares que jamás había conocido y experimentando cosas que jamás pensé, ahora me es más fácil dejarme llevar por esa corriente y alcanzar nuevos horizontes… pero tampoco me engaño, se lo que quiero y si bien mi viaje actual es algo que considero bueno, no es algo permanente, no me puedo permitir sentirme cómodo y arriesgarme a quedarme en este lugar por siempre, mis metas están fijas en mi mente y este no es si no un solo paso más en la lista del tiempo que me llevará hasta donde yo quiero. Pero por el momento no me preocupo tanto por eso, estoy muy feliz y estoy disfrutando.
Las cosas están cambiando, mi vida evoluciona y cada vez me alejo más de la persona que alguna vez fui y sin embargo, el núcleo permanece intacto.
Me estoy convirtiendo en un adulto y no es fácil, pero es momento, no puedo quedarme siempre donde mismo, ya no soy así, he encontrado en mi mismo el espíritu para siempre avanzar, mi propia ambición, es tiempo de alimentarme, de nutrirme y aprovechar, de disfrutar y vivir.
Es tiempo de crecer.