Hace dos noches me encontré en una situación que hacía mucho no me había pasado, una situación que me sentía capaz de haber dominado hace tiempo, llegó un momento de la noche… donde me quedé sin palabras.
Era viernes por la noche y finalmente se llevaría acabo la carne asada que tanto habían estado hablando desde que inicié en mi nuevo trabajo. En mi ciudad el término carne asada es simplemente un termino utilizado para los convivios que realizamos, donde hay música, alcohol y donde se reúnen personas simplemente para platicar o relajarse un momento mientras asamos y comemos carne, algo así como las parrilladas en estados unidos. Una oportunidad de conocernos más todos los que integramos el departamento y pasar un buen rato.
La noche empezaba bien, poco a poco iban llegando las personas, la mayoría conocidas, otras no tanto, conocía los nombres, pero no a las personas. Unas cuantas cervezas y ya estábamos riéndonos, un poco de conversación por aquí otro tanto por allá, conociendo un poco a cada quien, cambios de música y la llegada de la comida, todo iba muy bien hasta llegar a la parte final de la noche. Esa parte en una reunión donde todos forman un círculo y empiezan a platicar sobre cualquier cosa, siguiendo el hilo de la conversación y lanzando la bolita temática entra cada uno. Esa parte donde tantas veces he estado sin ningún problema y donde otras he sido centro de atención, solo que en esta ocasión fue diferente, en esta ocasión me congelé… y de la nada me quedé sin habla.
Todos hablaban, todos se reían, todos tenían algo que decir menos yo, y yo no podía creerlo. Pronto, la mujer más parlante del grupo y una de los dos miembros que conducían el rumbo de la conversación, lo notó. Y entonces comenzó todo, me expuso y todos voltearon a verme y yo no sabía que hacer, que decir… todos rieron y tomaron su pequeña parte del tiempo en reírse de mi, por lo hablar cuando yo no sabía como reaccionar.
Entiendo como pueda sonar todo esto, una especie de abuso verbal o psicológico, quizás lo sea, quizás no, soy de los que piensa que la palabra Bullying está demasiado usada hoy en día, nosotros en mi ciudad tenemos una palabra para referirnos a lo que pasaba ahí: carrilla. Así le llamamos a esos pequeños actos de burla y pequeños ataques verbales que divierten a algunos, como todo, existen niveles pero por lo general en esta región todos hemos crecido experimentando esa actitud, hay personas que aguantan más, otras que no toleran nada, otras que hacen de ello su deporte y personas como yo, que no les afecta ni les fascina pero tampoco son muy buenos correspondiendo de la misma manera.
Y ahí estaba yo, expuesto ante todos, mientras “me echaban carrilla” sin saber que decir ni que hacer, así que lo dejé pasar, no me afectaba, la carrilla es algo que no tomas personal porque de ser así te enojas y es peor, pero principalmente porque casi nadie dice las cosas en serio, es de conocimiento general que todo lo que se dice no es para herir, parte de un juego pesado que puedes detener en cualquier momento diciendo que ya fue suficiente.
Para el final de la noche yo ya tenía un apodo “El Perico”, no me molesta y lo tomé con humor, jamás he tenido demasiados apodos en mi vida y es un perfecto pretexto para no tener que hablar demasiado con personas que no considero valgan la pena. A pesar de todo, la noche no fue desagradable, me divertí y me dio la oportunidad de conocer mejor a mis compañeros, sobre todo a mi jefe.
Lo que verdaderamente llamó mi atención fue el día siguiente, la tarde de ayer. Idris y yo habíamos quedado en pasar la tarde juntos, en algún café, tenía 4 días sin verle y además le había dicho que instalaría unos programas a su laptop, que necesitaba, así que para mi sería una tarde agradable a su lado. Lo fue, excepto por un pequeño detalle que continuó molestándome: me quedé sin tema de conversación. No fue una ocasión sino varias, no es algo que Idris haya notado, no se por qué pero es algo que yo si me di cuenta, quizás porque estaba muy susceptible a ello debido a lo pasado en la noche anterior, pero me hizo darme cuenta una vez más el mundo en el que me estoy adentrando.
Mi novia también tiene esa actitud de tomar a burla y echar carrilla por cualquier cosa, es una de las cosas que aun no me acostumbro pero tampoco es como que sea una persona cruel simplemente es el ambiente en el que se desarrolló el que la hizo así, opuesto a mi, en mi familia nunca nos hemos llevado así y aunque tengo una mentalidad y autoestima bastante fuerte como para que me afecten ese tipo de comentarios si me siento en desventaja al no saber que decir.
De eso me di cuenta ayer, creo que en este momento de mi vida es mi mayor debilidad: el no saber hacer frente a esas actitudes, el no saber responder, el no reaccionar, a veces puede ser igual de inconveniente como el hacerlo mal, ser una persona pasiva por mucho tiempo te convierte en alguien fácil de olvidar y no puedo permitirme eso. No solo desde el aspecto personal, si no laboral y en general de la vida, necesito aprender a reaccionar a esas actitudes, a “defenderme”, es otra forma de crecer y otra habilidad que agregar a mi persona, no porque me guste usarla para llamar la atención como otros, pero al menos para no permitirles atacarme sin salir ilesos, no voy a permitirme dar la imagen de debilidad, porque se que puedo crecer, quizás ahora sea un inexperto en ese campo pero se que lograré evolucionar, es eso o morir. Vivir es cambiar.
Siempre he sido un iniciador lento, en parte porque antes era muy renuente al cambio, pero ya no, ahora identifico mis debilidades con mayor rapidez y este post es una muestra de que actúo para cambiarlas lo más pronto posible, aprenderé y creceré, el tiempo no es problema y la resistencia siempre la he tenido, soy un muro mental bastante fuerte, ahora tengo que aprender como golpear de vuelta y estoy ansioso por hacerlo.
El encontrar una debilidades tienes dos opciones, reconocerla y aceptarla, vivir tu vida intentando cubrirla para que no la exploten… o explotarla tú mismo, vestirla y convertirla en tu armadura, convertirla en algo que no puedan usar contra ti y eventualmente transformarla en tu arma. Eso es lo que pienso hacer.
Me rehúso a volver a quedarme mudo.