Close

Meaningless

Me ha tomado poco más dos meses darme cuenta en un segundo, qué es lo que me ha estado conflictuando últimamente, pero ahora lo sé.

Siempre he sido una persona creyente de que es nuestro derecho y obligación conocernos a nosotros mismos, realmente conocernos. Nunca en nuestra vida pasaremos un momento en el que no estemos acompañados de nosotros mismos. Cuando dudamos, tememos o algo nos aflije no lo decimos en voz alta porque eso lo haría real en cierta forma, confirmaría la idea que nuestra mente tan traicioneramente ya ha formulado. Nuestra mente… siempre está un paso adelante. Esto nos asusta y evitamos enfrentarla, la apartamos, la recluimos en un lugar lejano de nuestra psique para no tener que lidiar con las cosas que siempre está pensando,  le tememos.

Y por eso, sola hacemos uso de ella cuando nos conviene, omitimos las señales que no nos gusta aceptar, pero que en su infinito poder ella ya ha considerado, probablemente esta sea una de las causas por las cuales nosotros como seres humanos no utilizamos nuestro poder mental a toda su capacidad.

Yo creo que es mi deber conocer a mi mente, plantarle cara cuando me dice cosas que no entiendo -lo cual es gran parte del tiempo- y he dedicado mi vida a seguir esta filosofía y para ser sincero no ha sido nada facil, pero ha dado sus frutos. Ahora, después de 23 años de vida, me es más sencillo o al menos comprendo un poco más la manera en como mi mente funciona y con menor dificultad puedo ver lo que intenta decirme.

Una de las cosas de las que siempre estoy seguro es de que puedo tener la respuesta a un problema que me afecta, mi mente me lo ha proporcionado, pero de alguna forma soy incapaz de comprender esa respuesta, con el pasar de los años he notado que las ideas, así como las respuestas a complejos problemas, toman su tiempo en madurar, o al menos a mi me toma cierto tiempo asimilar una respuesta que ya conozco, comprenderla. Pero una vez está lista para florecer esto sucede en un instante.

Eso sucedió la mañana del día de hoy, mientras desayunaba, justo después de haber visto otra película -Arrival- que impresionó mi psique. Mientras divagaba en mi mente sobre por qué la película me había gustado y por qué me había hecho sentir de la manera que lo hizo, analizando su impacto psicológico y sentimental en mi, lo noté.

La respuesta estaba ahí justo frente a mis ojos, todo el tiempo, como un cubo de cristales polarizados que al fin se volvían transparentes. Todo tenía sentido, la relación entre esta película y la anterior a esta, entre las series que me han impactado durante los últimos meses, los libros, las obras, las canciones, las ideas, la filosofía, la poesía, el arte.

Todos estos elementos artísticos que me han atrapado comparten algo en común y al fin era capaz de verlo.

Significado. Propósito. Realización.

Todas estas artes, todos estos eventos, todos estos elementos de la expresión humano convergían en un punto tan importante como lo es el sentido de la vida.

No de la vida como especie, sino de la vida como ser. La cúspide de la pirámide de Maslow y la difícil y extenuante campaña de alcanzarla.

Entonces me vi a mi mismo y encontré el vació, ese vació emocional que ha estado succionando todo lo que se acerca a mi vida, mi trabajo, mi rutina, mis salidas nocturnas, mi “soy joven y debo de vivir al máximo”, convirtiendolo en una serie de experiencias sin significado alguna y casi triviales, al menos para mi.

Me vi a mi mismo y me di cuenta que no hay tengo en mi vida algo que le de sentido -o al menos así me siento-, por supuesto está la familia, los ‘seres queridos’ y todo eso pero como individuo, como ser, como el yo que importa, no hay nada.

Dudo.

Están mis planes, por supuesto. Metropoli G, mi maestría, mi ansia por el saber, mi aspiración por convertirme en Doctor y mi sueño de crear. Pero todo es un bosquejo, algo que siempre tuve en mi mente como el camino que debía de seguir, por primera vez en mi vida, eso no me es suficiente. Necesito algo… trascendente.

En realidad creo que este problema se remonta mucho más atrás que dos o tres meses, creo que todo empezó hace algunos doce y probablemente el error que cometí al apresurarme y buscar una relación con Idris fue un intento desesperado por solucionar ese problema, un acción prematura para una problemática que no había empezado a digerir pero que ya me afectaba.

He perdido el sentido en mi vida…

…Pero planeo recuperarlo.

Ahora se qué es lo que me afecta y por qué y lejos de asustarme, me da esperanza. Porque si algo he aprendido a lo largo de mi vida y de mis largas sesiones de autoconocimiento es que haber comprendido completamente algo que me afecta es el impulso que pone en movimiento un mecanismo que solo se vuelve más fuerte y que siempre termina en un mismo punto: la solución.

Porque a pesar de lo que a veces llegue a creer, soy fuerte, soy poderoso, pero ante todo soy un soñador.

Un tonto que sueña.

Y en mi mente, no hay nada más poderoso que eso.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *