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Abrazos [Lado B]

Siempre hay dos lados de una historia, con frecuencia encontrarás en medio de ellas… La verdad.

No se trataba de aprovechar una oportunidad, no se trataba de pensar en lo que estaba dejando ir, mucho menos del daño que podría ocasionar. Se trataba de él.

Elena había logrado mover en él algo que había estado dormido por mucho tiempo, eso lo había puesto muy feliz y era su alegría del momento, para bien o para mal, el ya conocía el sentimiento. El sentimiento de que alguien te trate bien, de que te presten atención, de que de pronto se interesen por ti y por tu vida, sabía lo que eso provocaba, la emoción, el gusto, un fuego para el corazón, una nube para el pensamiento.

Una nube que conocía y supo identificar, ya no era tan fácil que pasara desapercibida, sin embargo no era difícil entregarse a ella y perderse en ese encanto de ilusiones y emociones que llamamos enamoramiento. No podía permitírselo.

Y se dio cuenta, no por primera vez, que no era el mismo.

Es curioso como la vida nos da en ocasiones la oportunidad de revivir situaciones pasadas, para ver como reaccionamos ante ellas. Era indudable para el chico, que la situación de hace 6 años, se repetían, eran las mismas señales y sin embargo ahora podía verlas claramente, decidió entonces que los errores que cometió en aquel entonces, no serían los mismos.

Alto. Todo iba muy rápido, no podía permitirse quedar atrapado por la velocidad a la que avanzaban las cosas, algo necesitaba hacer, algo que no hizo hace 6 años y algo que era imprescindible. Pensar en él.

El futuro. El fin de se trayectoria en T se acerca, el próximo semestre necesita empezar sus residencias profesionales y prepararse para obtener su título el siguiente año, tiene planes de dejar la ciudad, irse a otra donde tenga mejores oportunidades y prepararse aun más para dejar el país. Por frío que suene, una relación en este momento sería solo un ancla en sus planes. El chico es 3 años mayor que Elena y aunque no es una diferencia tan significativa llegado el momento, lo es ahora. Él no podía esperarla, ni el podía hacerle eso. No podía convertirse en la primera pareja de Elena y al poco tiempo romperle el corazón. No podía lastimarla de esa manera y lo más importante de todo… No podía perderla.

Recordó a Violeta y como al pasar del tiempo, un día mucho después de haber superado su ruptura, se dio cuenta que jamás podría volver a sentir cariño por ella. Pensar en perder a Elena de esa manera lo aterrorizó, no lo permitiría. Ya la quería demasiado.

Y una vez más estaban ahí para él… sus abrazos. Esos brazos que lo envolvían en el aura más cálida y pura que jamás hubiera sentido. Nadie lo había abrazado antes como lo hacía Elena, no podía perder sus abrazos.

Existen para el chico, lazos que atesora tanto como las cosas más hermosas que haya experimentado, la amistad posee quizás el trono entre ellos, no hay nada que el chico valore más que un buen amigo, es por eso que escucha los consejos de Joar, quien guarda uno de sus mayores secretos, después de todo es quizás su mejor amigo. Es por eso que piensa proteger su amistad con Elena a toda costa.

Un momento piensa en Elena como una hermana y al otro nota como lo trata y no puede evitar pensar en la manera mágica en la que la conoció y todo lo que ha significado para él. El pidió a alguien como ella y ella, apareció, fue luz cuando el lo necesitaba, fue atención cuando el se sentía sólo… hasta ahora ha sido todo lo que él necesita, lo que necesita ahora es no perderla y no lastimarla.

Le quiere.

Tenemos más tiempo del que nos hacen creer.

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“Al final, no era tanto que hubiera una alternativa en la narrativa —siempre la hay—, todo se reducía al creer. ¿Cuál te quedaba mejor? O quizás, sería mejor preguntarte ¿Qué lado contaba la historia que ya te estabas contando a ti mismo?”

        -Michael Paterniti

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