Ya es casi Junio y este post parecerá algo retrasado pero es que me encanta escribir sobre Abril, poco a poco se va convirtiendo en mi mes favorito del año.
El cuarto mes del año, el cuarto. Desde la relación con el número 4 creo que debí haber notado que este mes sería especial para mi y el de este año en particular lo ha sido. Una especie de renovación, transformación, de cambio… de Renacimiento.
El mes comenzó de la mejor manera posible, al fin pude conocer a Greta, mi musa durante los últimos meses, tuve la dicha de presenciar haciendo una de las cosas que más disfruta y mostrándome con todo su esplendor la belleza de su magia… su arte.
Dos funciones seguidas de la presentación del Ballet “Lago de los Cisnes” por parte de la Compañía Nacional de Danza volvieron el cuarto día y quinto día del cuarto mes dos de los más memorables del año y aunque Greta no era la protagonista -pero si una de las solistas- no pude quitar mis ojos de ella en toda la noche. Y por medio de su arte me hizo amarla.
El torrente de sentimientos y emociones que liberó en mi la magia de Greta me dotó de una actitud llena de energía y positivismo, el pensamiento de que la magia de lo trascendental inundaba mi vida y decidí actuar.
Por primera vez desde hacía varios meses me impulsé a conocer a alguien más y ese alguien es una persona muy especial, alguien con quien comparto ideologías y que desde hace tiempo sentía debíamos conocernos, en el cuarto mes por fin me acerqué a Luz, esperaba lo peor y recibí lo mejor. Su actitud con respecto a nuestro contacto fue la más receptiva y amigable que haya tenido alguien hacia mi en un largo tiempo, me di cuenta rápidamente que todas las cosas buenas que pensaba de ella eran verdad y eso me puso muy feliz. Una amiga más, una persona especial, alguien fuera de lo común, alguien buena de verdad. Alegría.
El cuarto mes trajo a mi una decisión de cambio, la suspensión de mi cuenta de Facebook por voluntad propia, decidí que era mucho el tiempo que pasaba en la red social, no solo yo sino mi familia, las personas con las que vivo y verlos con el celular en la mano la mayor parte del tiempo, refrescando un feed que no decía nada trascendente me causó repulsión, pero lo peor vino cuando me di cuenta que yo hacía exactamente lo mismo, me di cuenta que ninguno de ellos iba a dejar su adicción ya, lo consideran una necesidad, yo no. Así que si ellos no lo hacen yo lo haré, por mi.
Nadie necesita vivir alimentándose de la cantidad de información inútil que nos provee Facebook diariamente, nos aleja de las cosas que importa y aunque reconozco su utilidad y la parte que juega en nuestra actual sociedad, creo que me hacía falta un descanso, así que decidí cambiar esa parte de mi vida. Es casi Junio y he vivido muy feliz y con completa normalidad todos estos días, pero ya escribiré después sobre la experiencia completa.
Me gustaría resumir este post con solo cuatro eventos relevantes, respetando la elegancia del número, así que por último diré que el cuarto evento es quizás el más acorde con la palabra que utilicé al incio: Renacimiento.
El cuarto mes vio el inicio de mi reto de 30 días y 30 páginas, vio el comienzo de mi travesía por lograr una pequeña meta y me otorgó un cambio interno que gana cada vez más fuerza, me mostró que soy capaz de escribir historias, pero más importante aún, me hizo darme cuenta que voy a escribir durante toda mi vida, me mostró la magia del arte de crear con una pluma y un pedazo de papel. Ahora no puedo dejar de escribir y mi cabeza es una inmensa fuente de ideas que fluyen con gran abundancia, pero ahora las ideas no son solo ideas, Abril me enseñó a materializar esas ideas, a darles vida.
Y estoy seguro de que a un nivel más profundo lo aprendido este mes es otra pieza importante para el desarrollo de la persona que necesito ser para afrontar los retos que están por venir.
Abril me ha cambiado una vez más y estoy feliz por ello.