Close

Tinta y papel: Minerva

Como lo decía en mi anterior post, hay un nuevo personaje en mi vida que sentí necesario introducir en mi narrativa. Documenté por primera vez mi experiencia con Minerva hace 2 meses en mi libreta, en aras de mantener la pureza con la que fue escrito el texto, transcribiré lo que en aquel entonces mi mano plasmó sobre el papel tal cual fue grabado con tinta.

Minerva

Escrito el 5 de febrero de 2018

“Durante los últimos dos años y medio, cada encuentro, cada nueva persona significativa, cada evento relevante o trascendente en mi vida lo he documentado en mi blog personal, esta vez he decidido no hacerlo, al menos no al inicio. He conocido a Minerva.

Este acontecimiento es tan importante especial para mi que creo vale la pena un poco de tinta, un tanto de papel y otro más de mi esfuerzo, es por ello que las primeras líneas a Minerva están escritas con tinta y esfuerzo. ¿Qué es entonces, lo que la hace tan importante?

Mi encuentro con Minerva es algo tan completo que podría empezar por cualquier parte de la historia y estoy seguro que al final todo tendría sentido, pero intentaré iniciar por el comienzo de todo, el tiempo en el que aun no hacía sucedido el encuentro, el tiempo donde todo era un intercambio de ideas y gustos por medio de mensajes digitales, el tiempo donde éramos dos personas detrás de una pantalla de cristal iluminada a cientos de kilómetros de distancia.

Mi La historia con de Minerva comienza hace poco más de seis meses, el día que recibí su primer mensaje.

En aquel entonces yo había deicidio embarcarme en la titánica misión de ver las 10 temporadas de una serie que había sido renovada para su 11va. iteración, con razones poco entendibles para los demás pero perfectamente racionales razonables para mi, comencé la primer temporada y como buen millenial víctima del desarrollo social cibernético subí una “historia” a mi instagram con el intro, anunciando el inicio de mi viaje, para mi sorpresa Minerva fue la primera en reaccionar mandándome un mensaje e inició la conversación, una conversación que se mantendría constante durante un tiempo solo para morir horas después, un resultado que poco me sorprendía o siquiera tomó mi interés, era normal es razonable para mi que las conversaciones por este medio sean tan efímeras como el contenido de la red social.

La conversación murió pero no así mi la conexión mental o mejor dicho mi asociación de Minerva con la serie que seguía viendo, así que un par de semanas después cuando al terminar la primera temporada me dirigí a ella para decírselo, después de todo era la única persona que sabía la había visto y sonaba entusiasmada con el hecho de que yo me sumara a ese grupo. El resultada fue una segunda conversación.

La segunda conversación no fue muy diferente de la primera salvo por el hecho de que esta vez fui yo quien la inició, hablamos sobre lo mismo, la única cosa que sabíamos que teníamos en común y se extinguió de la mismo manera, sirvió sin embargo como nexo mental para lo que vendría después, el tercer acercamiento. Dicen que la narrativa se forma de tres partes porque el número 3 es el patrón más pequeño que logra reconocer el ser humano y por lo tanto tiene la particularidad de ser lo suficientemente largo y corto para formar ocasionar una imagen percepción mental que se graba rapidamente en el cerebro, pudiera ser que eso haya pasado y simplemente fue una coincidencia pero después de la tercer ocasión mi conversación con Minerva evolucionó a algo más que un intercambio de palabras.

Habían pasado 3 meses desde la última vez que hablamos, en parte porque mi vida se había vuelto un caos y no había tenido tiempo de pensar en nada más que no fuera yo, en parte porque no había visto la serie que nos ligaba y no había nada más que decirle. Pero a mediados de Noviembre mi vida se estabilizó y pude retomar mis hobbies y con ellos mi cada vez más creciente fascinación por Doctor Who dio lugar a una nueva conversación que decidí empezar.

Después de los comentarios y discusiones que acompañaron a mi a los que dio lugar mi saludo inicial empezaba a percatarme que la conversación se dirigía a su inevitable fin, siempre hay un límite de hasta donde puedes estirar un tema de conversación, pero al mismo tiempo me percaté de algo más, de lo fácil que era conversar con Minerva, decidí que siendo la tercera vez que hablábamos de lo mismo y dada la naturalidad con la que parecía desarrollarse nuestra plática bien valdría la pela extenderla, ir más allá y probar tanto su capacidad como la mía, así que cambié de tema.

Minerva no era una completa desconocida para mi, ambos formamos fuimos parte -durante la adolescencia- de un grupo de nerds formado por el gobierno como un proyecto de alumnos sobresaliente, en aquel entonces nunca tuvimos alguna conversación pero recuerdo que ella era más activa, intelectualmente que yo, así que durante los años posteriores seguido veía su nombre y sus posturas en temas de interés socioeconómico y siempre me pareció alguien con una mentalidad que valía la pena conocer, pues bien, sin darme cuenta aquí estaba mi oportunidad y no la estaba aprovechando, es increíble como cosas maravillosas pueden estar frente a nosotros y no verlas.

“Oye, cuéntame ¿qué ha sido de tu vida?”

Pregunta 1, respuesta 1, pregunta 2, respuesta 2. Protocolo, interés general, dos personas midiéndose cuan adultos, intercambio de números telefónicos.

No tenía muchas expectativas sobre qué podía salir de todo esto pero algo en las respuestas de Minerva me hacía querer preguntar más, conocer lo que pensaba y por qué. No supe quién de los dos fue el primero en tocar un tema controversial pero quién haya sido es lo menos importante de la situación porque lo que surgió de eso fue impresionante. Un dinamismo y una sinergia conversacional, una argumentación y réplica, una capacidad de desarrollo temático y una inteligencia en las palabras que no había visto en mucho tiempo, me atrevería a decir que nunca había visto a alguien darme una cátedra argumental cómo lo estaba haciendo ella, la mejor parte, lo hacía sin darse cuenta, con una naturalidad que es a lo menos, envidiable.

Nuestras conversaciones evolucionaron y se transformaron en cadenas inmensas de texto, horas y horas de argumentos, quedarme dormido a las 2 A.M.  en un esfuerzo por seguirle el paso a la discusión, el tópico, cualquier tema que se nos ocurriera, la manera en la que cambiábamos de uno a otro era tan natural y fácil como caminar.”

Ahí termina lo escrito en mi libreta aquel 5 de febrero, es bastante extraño porque justo hoy me daba cuenta que el final es abrupto e incongruente con mis escritos regulares, recuerdo haber pensado que continuaría escribiendo en algún momento cercano pero aparentemente nunca lo hice.  Esta primera parte sin embargo, representa mi fascinación y entusiasmo al haberme encontrado con Minerva, el haber empezado a interactuar con ella y darme cuenta -en primera instancia- lo interesante que podía ser.

Es los siguientes días escribiré sobre lo que siguió después, justo ahora puedo ver cómo este particular encuentro de mentes hizo reacción en mi microcosmos.

Por lo pronto -hasta este punto-, Minerva permanece como un resplandor en el horizonte de mi vida, alguien a quien miro porque me parece fascinante su existencia.

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *