No suelo hacerlo seguido pero de vez en cuando al estar escribiendo nuevas entradas en el blog me tomo un espacio de tiempo para revisar las antiguas, es un ejercicio más de curiosidad que de nostalgia, me divierte mucho encontrar los errores en mis textos pasados y pelear contra mi urgencia por corregirlos, pero no lo hago, los dejo tal y como están.
El día de hoy esa actividad me ha llevado a una comparativa con mi situación actual y con ello a una explosión renovada de felicidad y realización.
Leer las primeras entradas de mi blog hace 3 años es lo más entretenido porque además de representar el inicio de este hay mucho de mi estado mental en conflicto durante aquellos tiempos, pero conforme avanzo noto como voy recorriendo el camino a convertirme en la persona que soy hoy y es fascinante para mí tener un registro de todo eso, me permite apreciar los problemas que tenía antes y compararlos con los que tengo ahora, ver las formas en las que hacía frente -o no- a ellos y como reaccionaba a esas circunstancias, pero sobre todo me da cuenta de mi perseverancia.
Hoy me encontré a mi mismo acostado en la cama de mi cuarto, mirando el techo blanco mientras escuchaba música en medio de la tarde, sin mucha idea de qué hacer para “aprovechar el tiempo”, me di cuenta en ese momento que no tenía por qué hacer nada si no me venía en gana, me di cuenta que estaba muy agusto tirado en la cama viendo el techo y escuchando música que me gusta, no había necesidad de hacer nada más. Y no lo hice.
Me permití disfrutar de ese tiempo solo por tenerlo, creo que últimamente he tenido tanto en la cabeza la idea de que tengo que hacer algo con el tiempo libre que tengo que había olvidado que a veces lo único que se necesita es disfrutar ese tiempo. Este pensamiento me hizo darme cuenta de lo afortunado que soy hoy, en este momento de mi vida por tener esa oportunidad, esa capacidad y ese privilegio, el de simplemente estar en mi cama disfrutando del tiempo que tengo sin que nada me presione a “hacer algo útil”. Me di cuenta de mi situación y de esta nueva vida que tengo, de como soy tan feliz y cuanto bien me ha hecho.
Es maravilloso tener mi propio lugar en un ambiente que he elegido y tener el tiempo para cultivarme… cultivarme, sí, esa es la palabra.
Por fin tengo un espacio y un tiempo donde puedo sentir que cada momento de mi vida me nutre, cada nuevo reto con el que me enfrento me hace crecer y cada nuevo día es una nueva aventura, sin embargo, como todo lo que crece necesitamos tiempo y no tiempo para hacer algo con él, sino tiempo para dejar pasar el tiempo, para permitirnos que el avanzar de esa fuerza haga lo suyo con nosotros. Eso es precisamente lo que experimenté en esos momentos, fue quizás una hora, dos o 5 minutos, no importa en realidad. Lo que importa es que estoy en un momento de mi vida donde puedo permitirme esos procesos y es de lo mejor que me ha pasado en los últimos 6 meses.
Puedo percibir como a mi alrededor todo va construyéndose y yo con ello, veo como me nutro y voy creando mi vida en torno a lo que soy y a lo que quiero.
Tengo un lugar donde ver las cosas crecer.