Sábado por la noche. Aún es temprano mientras bebo mi segunda cerveza en esta larga y aburrida tarde que termina. Estoy tentado a ir por más pero en algún lugar de mi cerebro se origina un pensamiento, tomo mi celular para enviar un mensaje y es esa acción la que da inicio a una noche memorable
-¿Qué piensas hacer este fin de semana?
-Nada en especial ¿y tú?
– Ya somos dos, estoy viendo series en mi cuarto, ya sabrás
– Yo estoy igual, bendito Netflix.
Y entonces la pregunta.
-¿Quieres salir?
Leíste mi mente.
Le conocí hace algunos veranos, cuando ambos hacíamos nuestro servicio social, recuerdo haber pensado que era la chica más bonita en el edificio y cuando la conocí me encantó su forma de ser. Mi vida en aquel entonces estaba llena de incertidumbre y me encontraba en una etapa de reconstrucción personal, las circunstancias no eran las mejores así que al final, conocerla no pasó de disfrutar la agradable compañía durante unas semanas. Mi crush de verano.
Con el pasar de los años se mudó de ciudad, yo seguí adelante con mi vida y ella con la suya. Y aunque recuerdo haber pensado “qué lástima” cuando me enteré de que tenía novio, no fue nada que realmente ocupara mi pensamiento, me alegré por ella. Para ese entonces aquel sentimiento de verano ya se había desvanecido en los poco confiables archivos de mi memoria.
Cuando mis ambiciones me llevaron a vivir en la misma ciudad donde ahora vivía ella, decidí que quería incluirla en mi vida, me vendría muy bien una amiga cómo ella y además siempre me pareció una persona bastante interesante, claro, teníamos años sin tener una conversación pero no éramos ajenos el uno al otro. Pero incluso después de 10 meses en esta ciudad, no habíamos salido nunca. El fin de semana sería uno largo así que pensé que era momento para finalmente cruzar ese puente e invitarle a compartir el domingo conmigo en algún lugar de la ciudad. El Universo, sin embargo, tenía otros planes.
-Si quiero salir ¿qué hacemos?
-Vamos a bailar.
¿No tenía dos o tres semanas quejándome de que hacía mucho no salía a bailar?
-¡Vamos! Tengo mucho que no salgo a bailar. Pero… ¿ahorita?
–Yo jalo, pero cuando quieras.
Por supuesto que iba a contestar eso, nacimos en la misma tierra.
-No seré yo quien quede mal.
¿Qué haces? Leo, odias los planes improvisados.
No molestes, uno tiene que estar a la altura de las circunstancias.
-Me baño y me cambio entonces, te veo allá en hora y media.
Con el pasar de los años he aprendido que existen momentos donde salir de mi zona de confort y confiar en mi instinto es la mejor manera de actuar. Es por eso que acepté salir en medio de la noche a bailar con alguien que hace años no veo, exponerme a una situación donde poco será el control que pueda tener y arriesgarme a que todo saliera catastróficamente mal. De alguna manera sentí que era lo que tenía que hacer y lo hice.
Mientras estaba en la ducha, mientras arreglaba mi barda y mientras me preparaba para salir no podía dejar de pensar… ¿qué chingados? ¿No tenía ella novio? ¿vamos a salir solos por la noche? Ni siquiera nos hemos visto en un mundo de tiempo, en cierta forma somos unos desconocidos ¿es esto una cita?.
Decidí que lo mejor era no sobre pensar todo esto ¿qué ganaba con ello? La realidad de la situación era que había decidido salir a divertirse conmigo, yo había decidido que diversión era lo que necesitaba y no había razón para la cual no pudiéramos pasar un buen rato. Decidí reconocer el hecho de que estaba comprometida y que no quería cruzar ninguna linea que violentara ese compromiso, no quería hacerla sentir incómoda porque a final de cuentas estaba interesado en incluirla en mi vida, en cuanto a lo demás… se que soy perfectamente capaz de salir a divertirme con la única compañía de otra amiga, sin buscar nada más, porque ya lo he hecho.
Camino al antro y sin nada más en qué ocupar mi mente, empecé a cuestionarme el por qué de todas las preguntas que me había hecho anteriormente. La respuesta más obvia era porque simplemente era curioso de con quien compartiría mi noche, pero… ¿era sólo eso? ¿cuanto puede durar tu crush por alguien? Seguramente no tanto, además ¿qué tan grande puede ser tu crush si ni siquiera has pensado en ella en quién sabe cuanto tiempo?
You are overthinking it.
Tienes razón, “recuerda el compromiso y disfruta la noche”, honra la compañía.
Finalmente llego y la tengo frente a mi. Un beso y un abrazo, cómo dicta una costumbre pronta a morir. Nos miramos y sonreímos incómodamente por la inusual situación, lo cual parece divertirnos a ambos, es normal y confiados en que el sentimiento pasará nos amontonamos para entrar al lugar. Una vez dentro nos enteramos de que a la pista de baile los hombres pueden entrar hasta después de media noche, cuando termina un show previo exclusivo para mujeres, me ofrezco sinceramente a esperarla fuera si quiere entrar, pero ella se niega, no quiere dejarme solo y para el caso, ya ha visto el show la última vez que vino. Acepto el gesto y nos acomodamos en una mesa cercana, empezamos a platicar de cualquier cosa y es ahí cuando finalmente la observo con atención.