La palabra japonesa que significa “hermana menor”. Qué apropiado.
A lo largo de mis últimos posts he estado expresando mis sentimientos y pensamientos sobre Elena. Tanto lo especial que es para mi, como mi batalla mental por no saber como manejar su afecto y cariño. La verdad es que durante gran parte de mi adolescencia no conocí muchas mujeres, ni hice muchas amigas, lo cual por mucho tiempo me causó conflicto al empezar a relacionarme con chicas, no porque fuera malo hablando con ellas, si no porque no podía separar la emoción y el entusiasmo de conocer a una chica nueva, de los sentimientos como atracción y cariño.
Han pasado los años y yo he cambiado, dentro de mis cambios me alegra darme cuenta que al fin soy capaz de manejar esas emociones y pensamientos, debe ser porque hoy día conozco muchas chicas y de un tiempo para acá se ha vuelto algo regular hacer nuevas amigas. Lo interesante radica en que Elena no es una amiga cualquiera, de haber sido así no le habría dedicado tanto espacio entre mis publicaciones. Una vez más me vi azotado por esa vorágine de sensaciones y pensamientos confusos. Esta vez no caí tan fácil.
Lo primero que noté fueron las similitudes con el inicio de mi relación con Violeta hace casi 7 años. Las sensaciones bonitas, las sonrisas, el tacto, el buscarnos, el preocuparse por el otro. Fue eso lo que quizás me hizo detenerme a ver las cosas con mayor atención. Hace 6 años todo era más sencillo, yo estaba en preparatoria y mi vida no tenía obligaciones, preocupaciones, ni si quiera pensaba en el futuro. Para bien o para mal, después de 6 años, aprendí mucho, viví mucho y ya no puedo permitirme el lujo de aquel entonces. No puedo saltar a una relación con una persona solo porque siento un poco de calor humano que satisface mis emociones, ahora pienso en las consecuencias y lo que eso desencadenaría.
Llegué a la conclusión de que Elena no es el complemento de mi alma, somos diferentes en cosas que no soy capaz de tolerar por mucho tiempo y nuestras formas de pensar no son síncronas, no tenemos las mismas aspiraciones, ni buscamos lo mismo en esta vida. Sin embargo, no significa que seamos completamente incompatibles, de hecho nos llevamos bien y tenemos muchas otras cosas en común, somos buenos amigos y gracias a ella he aprendido una gran habilidad: querer a mis amigas, como amigas.
Se que de momento no lo nota y ella sigue teniendo un crush conmigo, confío en que se le pasará. El universo ha puesto en mi camino a una persona tan importante como ella en mi vida, alguien que no estoy dispuesto a perder, alguien a quien quiero de una forma que no he querido a ningún otra amiga. Sus abrazos siguen siendo tan cálidos como una fogata en el invierno y su cariño tan sincero y puro como la inocencia de un niño. Planeo proteger eso, planeo proteger a mi pequeña nueva hermana.