Close

Closure

Un gran espacio de tiempo separa la entrada anterior de esta, aún mayores son las cosas que han acontecido dentro de él, y es que el mundo es una cosa viviente que poco se preocupa por nuestros minúsculos intereses y preocupaciones.

Curioso, apenas ha pasado poco más de una semana desde que usé este espacio, pero de la última vez que escribí hace casi un mes y a pesar de ello siento que grandes cosas han pasado en mi vida. Mucha gente cree que las cosas grandes son aquellas que se notan a simple vista, las cosas obvias al que no observa. Para mí, las cosas grandes son las que sin importar la magnitud aparente, consiguen un impacto monumental en una persona.

Empezaré con una idea, una idea que surgió hace algunas semanas y que evolucionó hasta convertirse en una resolución, una resolución que logró resolver la última pieza que no encajaba en mi vida, no es que tenga miedo a dejar el pasado atrás, pero pienso que momentáneamente podemos ignorarlo, pero tarde o temprano nos alcanza, por eso ¿qué mejor manera de quitarle su fuerza que aceptarlo?, quizás lector tengas la idea que mi relación terminó en malos términos.

No fue así.

Terminó de la mejor manera posible, creo yo. Hace poco leía sobre alquimia y sobre códigos de los alquimistas, en una de ellas se establecía que para obtener algo se tiene que dar algo de igual valor a cambio, un intercambio equivalente. Fue de esta manera que al llegar al final de mi lectura me di cuenta, en parte gracias al autor, que el sacrificio es una forma de alquimia.

La idea me empapó y no tardé mucho en darme cuenta de las maravillosas personas que fuimos, hasta el final. Qué sublime y qué especial fue la ruptura, que poderosa, lamentable y sin embargo hermosa. Fue quizás, el acto más audaz y significativo que nos dedicamos el uno al otro.

¿Hay acaso acto más sublime que el de tener el valor de sacrificar lo que éramos con tal de convertirnos en personas mejores?

Como pareja, fue la última decisión que tomamos juntos, pudimos haber seguido y destruirnos, pero decidimos que valíamos mucho y tuvimos valor.

Era el cambio para el que no estaba preparado, tal vez por eso me tomó tanto encajar de nuevo las piezas, organizar todo. No me avergüenzo de ello, porque lo logré, triunfé donde muchos fallan y eso confirmó que sigo siendo la gran persona que siempre fui.

Es esa serenidad la que me permite escribir con toda calma hoy, sobre lo que fue, porque me gusta afrontar las cosas y no dejarlas de lado. Así soy.

Fue otra idea, la que terminó por poner orden a mi vida, una vez lo dijiste “no sé dónde poner eso”, la verdad es que yo tampoco sabía dónde ponerte, por eso a pesar de la importancia tomé un gran respiro lejos de ti. Cuando decidiste acercarte, supe que era tiempo, tiempo de volver a ti y encontrarte un lugar. Fueron mis sentimientos los que lo encontraron, las sensaciones que percibí al entrar en tu entorno una vez más, al volver. Ya nada era como antes y me dio gusto que no lo fuera, hizo todo más fácil.

No es cualquier cosa y aunque aún no estoy seguro si lo mereces, te daré la oportunidad.

Es un lazo importante, la amistad.

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