La temperatura a la que arde el papel se enciende y arde. Una obra que forma parte de lo que algunas personas llaman “La triada distópica”. Al igual que Orwell y Huxley, Ray Bradbury nos regala esta gran pieza de la literatura distópica que me ha dejado atrapado.
Un libro de menos de 300 páginas.
Para leer este libro tuve que recurrir a una de las prácticas que poco me gustan de la actividad lectora la cual es, dejar un libro no terminado y comenzar otro, pero las circunstancias me obligaron, actualmente me encuentro leyendo un libro con una extensión mayor de 600 páginas y Fahrenheit 451 era una lectura del Club, así que me era obligatorio leerlo antes del viernes, por lo cual suspendí a mi pesar la lectura del otro libro(del cual ya contaré mis impresiones) y comencé con Fahrenheit 451, es un libro corto por lo cual me pareció que podía terminarlo pronto y continuar con mi lectura actual, no imaginaba que lo devoraría en cuestión de horas.
Fahrenheit 451 es una novela distópica (movimiento opuesto a la utopía) donde se nos presenta un mundo poblado por una sociedad indeseable, las distopías son el peor escenario donde la humanidad podría acabar, basandonos en este concepto nos adentramos a la sociedad donde los bomberos no se dedican a apagar incendios sino a provocarlos, dedicados a su oficio los bomberos de Fahrenheit 451 tienen la labor de quemar cualquier libro, de purgar el conocimiento, de no permitir que tal enfermedad como el saber que habita en las páginas de esos monstruosos objetos que incitan a la gente a pensar y a sentir, sobreviva.
Nuestro protagonista es Guy Montag, bombero. La novela es narrada en tercera persona desde el punto de vista de Montag y nos presenta esta sociedad rota donde los medios masivos como la televisión y la radio han vuelto a las personas “felices”. La sociedad que nos presenta Bradbury mediante su novela es una donde los placeres inmediatos son lo más importante y donde las personas no se les permite tener el tiempo de reflexionar sobre lo vacío y banal que se tornan estos placeres. Una noche, al volver del trabajo Montag se encuentra con una joven de 17 años tan diferente a lo demás, a su vida y a la sociedad, una loca que provoca en Montag tal reacción como para por primera vez en mucho tiempo, pensar, una simple pregunta “¿Es usted feliz?”. Clarisse representa la curiosidad inherente en cada uno de nosotros y es para Montag el detonante que impulsa su pensamiento. A este encuentro se le suma un acontecimiento que deja marca en Montag, la inmolación de una señora al ser descubierta con libros en su casa, mientras esta arde junto con sus libros y su casa Montag solo puede pensar en una cosa “¿Qué hay en los libros que los vuelve tan importantes?”.
Esta es mi segunda novela distópica (la primera fue Un Mundo Feliz) y puedo decir que me estoy descubriendo fanático del género, Fahrenheit 451 nos lleva a través de el hipotético escenario donde el mundo ha dejado de pensar para ser feliz, donde el llanto provocado por un poema es visto como una aberración y por lo tanto el poema es condenado, en la sociedad de Bradbury solo existe lugar para la alegría y la felicidad, tan efímeras y banales como los programas de televisión que ven sus habitantes y cualquiera que se atreva a desafiar el sistema es purgado por el mismo.
Existe en Fahrenheit 451 un gran paralelismo con ciertos aspectos de la actualidad, donde países como el mío son dominados por los medios masivos, donde lo que la televisión dice es ley y donde sus gobernantes utilizan el espectáculo de los medios para desviar el pensamiento y controlar a las masas, si bien es cierto que la sociedad que nos presenta Bradbury es similar en algunos aspectos, no hemos llegado aun tan lejos como para estar ahí. A pesar de que la idea original de Bradbury al escribir Fahrenheit 451 no era exaltar el valor de los libros y su poder intrínseco logra inspirar en el lector tal devoción y amor por lo que está leyendo, sobre todo en el lector activo que egocentricamente se enorgullece de leer, una sociedad donde los libros son un virus que debe ser erradicado nos pone inmediatamente en el papel de sus defensores y es precisamente este aspecto de la novela lo que la hace atrapante, debo haber terminado de leerla en no más de 10 horas y definitivamente se ha convertido en una de mis novelas favoritas.
Recomiendo ampliamente esta novela que me ha dejado un buen sabor de boca, su narrativa es bastante ligera y no por eso deja de ser buena, pues tiene sus pasajes donde las escenas se vuelven vertiginosas y esa es otra de la magia en la escritura de Bradbury, momentos donde suceden 4 y ninguno a la vez. Seguramente hay mucho más que pudiera decir sobre esta novela pero no me considero capaz de hacerle justicia, así que denle una oportunidad, no se arrepentirán.